Dice el cuento que hace mucho tiempo había un hipopótamo que estaba cruzando un pantano, de repente se le salió uno de los ojos y cayó dentro del agua. El hipopótamo se puso a buscarlo por todos lados dando vueltas y más vueltas. Buscaba a su derecha, buscaba a su izquierda y a su espalda, pero por más que se esforzaba no encontraba el ojo.
Los pájaros, al ver su nerviosismo intentaron calmarlo, pero no había manera. Cada vez el hipopótamo estaba más asustado de quedarse ciego y buscaba con más violencia. A los pájaros se unieron los peces y las ranas, que también intentaban calmarlo, pero él, ensimismado, no los oía. Finalmente los escuchó, se quedó quieto y los miró. De inmediato, el limo y el barro que por el temor a no encontrar el ojo había removido, volvieron al fondo del pantano. Y entre sus patas, dentro del agua, el hipopótamo pudo encontrar su ojo.
Las profesiones del futuro, los sectores rentables y las actividades y empresas sostenibles dependerán de la capacidad para adaptarse a un nuevo modelo económico en el que se impone la “prosperidad sin crecimiento”, la búsqueda de la felicidad y la obtención de un valor real.
La crisis real está en el ADN de la economía industrial. El problema no es que gran parte de los negocios actuales no sean rentables, sino que muchos de ellos no son útiles.
Uno de los grandes retos de las economías del siglo XXI, que se desarrollan al calor de un nuevo modelo, es que sean capaces de crear valor real. Lo contrario es caer en lo que Umair Haque, director del Havas Media Lab, ha bautizado como la “zombieconomía”.
Superar la crisis depende de acciones de terceros como políticos y agentes económicos. Al menos es el eco que, desde distintos actores sociales, se suele reflejar en los medios. Pero, ¿y si nos planteamos qué podemos hacer cada uno de nosotros, desde nuestra función?
Según cómo comprendamos la crisis pensaremos en unas soluciones u otras. Para unos, el origen tiene un tinte esencialmente económico “ajeno” (especulación, asunción de riesgos excesivos, ingeniería financiera…). Para otros, es consecuencia de un “estilo de vida” basado en exacerbar el individualismo y los valores materiales (sobreconsumismo, cultura del pelotazo…), frente a otros más adaptativos como colectividad interrelacionada. Si consideramos estas razones, la solución no puede venir únicamente de la mano de ajustes regulatorios y económicos. Todos, en algún grado, tenemos algo que hacer. Podemos adaptar nuestro comportamiento, logrando mejoras a ojos de los demás y dando ejemplo, liderando el cambio e impulsando una espiral positiva en nuestra empresa.
El equipo de Pysa Asistencia, firma especializada en la prevención y gestión de riesgos psicosociales, ha elaborado una batería de consejos para que el desempleo no dañe la salud mental del afectado.
– Cree hábitos y estilos de vida saludables. Respete la higiene del sueño, siga una alimentación equilibrada y realice actividad física moderada para canalizar las tensiones.
– No se castigue por dedicar un tiempo al ocio. Es necesario para su equilibrio emocional.
La pobreza de valores personales está estrechamente relacionada con la inexistencia de “marca personal”. Desde el coaching ayudamos a crear valor personal y a mejorar el posicionamiento de nuestros clientes.
Más material para la reflexión y para la polémica.
Las empresas suspenden en valores al economista recién titulado
Lola Fernández – CincoDias.com
Salen los economistas suficientemente preparados de la universidad para atender las necesidades de la empresa actual? La respuesta es sí, al menos, en formación, otra cosa es la capacidad. “Desde el punto de vista educativo, el economista vasco y español presenta un alto nivel de cualificación, sin diferencias muy notables entre distintas universidades”, explica Íñigo Ozcariz, presidente del Colegio Vasco de Economistas, “pero en cuestiones importantes, como son los valores personales, los empleadores han descubierto que existen lagunas”.
Hemos encontrado un artículo procedente de Perú que nos alerta sobre los peligros de dispersión profesional de algunas consultorías y colegas varios que es perfectamente trasladable a nuestra querida España y lo transcribimos en su integralidad.
¿La práctica profesional de ocupar el máximo de especialidades posibles para garantizar los ingresos en un momento de crisis independientemente de la capacitación profesional es éticamente aceptable? Estamos observando este fenómeno con alguna frecuencia en las áreas de outplacement y de coaching.
Señores, la polémica está servida.
Headhunters, ética y conflicto de interés
Fernando Guinea
Como consecuencia del crecimiento económico, la mayoría de sectores o industrias se han visto favorecidos, entre ellas la de servicios profesionales especializados. En respuesta a este “boom” económico y al recambio generacional en las estructuras de las empresas, muchos ejecutivos mayores de 50 años de la generación baby boomers han ingresado a proveer servicios especializados como una manera inteligente de mantenerse activos y generando ingresos a través del aporte de su valiosa experiencia.
la fruta madura en silencio, como el buen vino viejo…
Citando a Loquillo, poeta urbano donde los haya, nuestra vida corre veloz como un Cadillac sin frenos. Por ello lo “express” está de moda: café express, viajes express y como no, parece que también la formación express ha entrado fuerte en el mercado. Nuestra centralita está repleta de solicitudes tipo: “Si, mire, necesito un curso lo más corto posible para poder comenzar a Ser Coach Express cuanto antes. De hecho, si pudiera ser por telepatía estaría mucho mejor, o si lo imparten tipo película “Matrix” y me pueden implantar un chip subcutáneo con toda la información pago lo que sea…”
Opinión de CTCoachCode sobre el artículo “Síndrome del estancamiento laboral” de cincodias.com: A través del coaching se activan los motores que favorecen la retención de talento, la fijación de nuevos retos personales para los empleados y de nuevos objetivos para las organizaciones. Tras un ajuste el coaching de equipo es una herramienta capital para relanzar la actividad a toda máquina y disipar temores y dudas que son fuente de ineficacia.
Sindrome del estancamiento laboral
Hay profesionales a quienes les resulta incómodo sentirse cómodos. Gente que para ser feliz en el trabajo necesita saber que, de alguna manera, crece. El síndrome del estancamiento laboral es un fenómeno muy extendido en las empresas españolas y afecta, sobre todo, a este tipo de personas que huyen del confort y tienen una alta motivación de logro y reconocimiento en la compañía.
Se supone que el lunes fue el día más deprimente del año. No hace mucho, alguien de la Universidad de Cardiff ideó una fórmula que relacionaba el clima, la deuda, el tiempo transcurrido desde Navidad y otros cuantos factores para medir el descontento.
Colocando las variables adecuadas en una curiosa ecuación, se descubre que el tercer lunes de enero es el peor día imaginable. Como la ecuación resulta algo complicada, he encontrado otra fórmula más convincente y sencilla: DMD + GM = $$$$. Donde DMD es el “día más deprimente” y GM los “gurús motivadores” que aprovechan ese día para pregonar sus ideas.