Cómo afrontar el despido

30 octubre, 2009

El País- Borja Vilaseca

despido ctcc

La aceptación es clave para superar el ‘shock’ y buscar un nuevo trabajo.

Dado que la vida personal y profesional están repletas de principios y finales, los expertos en coaching y psicología laboral afirman que lo más importante para mantener la estabilidad emocional es saber afrontar con entereza los diferentes puntos de inflexión que vayan surgiendo por el camino. Así, como consecuencia directa de la crisis económica y financiera, más de 1,5 millones de españoles han perdido su empleo en el último año, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Es decir, que aunque mañana sea lunes, más de 4,1 millones de personas no van a ir a trabajar. Están en el paro, por lo que dispondrán de 24 horas diarias para sí mismas. Sin jefes, ni horarios, ni compañeros de trabajo. Sin rutina ni estrés ni mal humor. Completamente libres. Pero también sin sueldo. Y esto, «debido al funcionamiento del sistema monetario sobre el que se asienta la vida de cualquier ser humano, suele convertirse en una fuente de preocupación y tensión casi mayor que la que genera la propia actividad laboral», sostiene María José Dunjó, socia de la consultora Acambio, especializada en procesos de desarrollo, cambio y transición profesional.

Lo cierto es que «ser despedido por la empresa genera un shock emocional que suele afectar a la persona como cualquier otro duelo», afirma Dunjó. «Al igual que ocurre con otras pérdidas, las personas manifiestan sentimientos de ira, tristeza y miedo», añade. Entre otros efectos psicológicos, los parados «suelen sufrir una pérdida notable de autoestima, deteriorando el concepto que tienen de sí mismos». No en vano, «al formar parte de una sociedad que premia y ensalza la situación profesional, el desempleo genera un sentimiento de fracaso, de inferioridad, de vergüenza e incluso de culpa», subraya.

«Aunque la negatividad y el pesimismo formen parte del proceso de duelo, las personas que han sido despedidas han de recordar que quejarse, protestar y lamentarse no va a devolverles su puesto de trabajo». Más bien al contrario: «Esta actitud victimista suele mermar sus capacidades y habilidades, impidiéndoles desarrollar acciones útiles para la consecución de un nuevo empleo», concluye Dunjó.

De hecho, aunque muchos parados creen erróneamente que son los únicos que están padeciendo los síntomas derivados de la incertidumbre profesional, existen cinco etapas por las que atraviesan la gran mayoría de ellos. Así lo explica el psicólogo laboral Marcos Chicot, autor de ¡Me han despedido! Afrontar el desempleo constructivamente (Plataforma). La primera es la negación de lo que ha sucedido, pues la persona no es capaz de asumir las consecuencias que implica ser despedida, tanto personal como profesionalmente.

Después llega la ira, con la que comienza a pensar y hablar negativamente acerca de la decisión tomada por su empresa, creyéndose víctima de sus circunstancias y buscando algún culpable sobre el que canalizar su malestar. Luego, la lucha, es decir, el intento de recuperar su puesto de trabajo a toda costa, negociando con algún responsable algo que es innegociable. La tristeza es el cuarto paso. Al reconocer su situación de desempleo, el parado se siente desanimado, frustrado y derrotado, lo que puede llevarle a padecer un principio de depresión. Y, por último, la aceptación, cuando asume la responsabilidad y se pone en marcha para ver qué puede hacer para dar el siguiente paso en su camino profesional.

En opinión de Chicot, «para afrontar el despedido de forma constructiva, lo recomendable es aprovechar la primera semana para descansar, reflexionar y comunicar la noticia a la familia y los amigos«. El paso siguiente es tener muy claro que «buscar trabajo es un trabajo en sí mismo», lo que implica «establecer una rutina productiva, con un método y un horario que permitan profesionalizar al máximo este proceso».

Este experto recomienda «redactar por escrito objetivos de corto y medio plazo», así como las acciones intermedias que están al alcance de la persona para conseguirlos. «Lo más importante es darle sentido a este proceso, para no caer en la desesperación», sostiene. Para Chicot, «una de las ocupaciones más productivas es la de activar la red de contactos». De ahí que sea fundamental comunicarse con el entorno, haciéndole saber que se está abierto a nuevas ofertas de trabajo. No en vano, se estima que a través de éstos se generan el 70% de las oportunidades profesionales.

Eso sí, «es importante que la persona dedique tiempo y espacio para reflexionar sobre qué es lo que verdaderamente le gusta y se le da bien, de manera que sus contactos relacionen su candidatura con oportunidades laborales específicas, en consonancia con el valor añadido que pueda aportar». Y aquí es donde puede ser importante «invertir en cursos de formación».

Chicot también invita a las personas que están en paro a actualizar su currículo, «incluyendo las responsabilidades asumidas en su anterior empleo, así como las iniciativas y logros obtenidos». A la hora de entregarlo, «es muy recomendable incluir una carta de presentación y varias referencias de las personas para las que se ha trabajado con anterioridad». Y «entrenar la entrevista de trabajo de manera que la persona pueda responder con sinceridad y confianza a preguntas complicadas como: ¿por qué te despidieron?, ¿qué has estado haciendo durante el periodo de tiempo que has estado en el paro?». Y concluye: «Aunque al principio pueda parecerlo, el desempleo no es el fin del mundo. Tan sólo es un estado necesario de transición entre dos trabajos».


El parado sueña con ser funcionario !

17 marzo, 2009

funcionarios3 (La Vanguardia domingo 15 de Marzo 2009, Dinero pág. 27).

Tras perder su empleo cada vez más personas aprovechan el periodo de cobro del paro para preparar oposiciones. La precariedad laboral, las malas perspectivas del puesto de trabajo por la crisis o la necesidad de un cambio que permita conciliar de manera más adecuada están empujando a un número cada vez mayor de personas a plantearse el acceso a la función pública motivados principalmente por la estabilidad y los buenos horarios. Y todo ello  a pesar de la reducción de plazas realizada por el Gobierno que forzará a los opositores a una dura lucha  para optar a una de ellas.

Seguridad, estabilidad, horarios, conciliación son elementos más que suficientes para justificar una elección pero desde nuestro código coach nos preguntamos donde quedan las aspiraciones profesionales, la voluntad de cada cual de sentirse transformador y protagonista a través de su trabajo. ¿Han explorado los candidatos otros caminos?, ¿han tenido tan solo la posibilidad de plantearse otras alternativas?, ¿se han podido plantear si podrían lograr los mismos objetivos por una vía más acorde con sus sueños?

De haber podido contar con la colaboración de un coach  es seguro que hubieran podido abrir su campo de visión hasta horizontes extraordinarios e insospechados y encaminados hacia la realización de sus más altas aspiraciones sin renunciar a la alta calidad de vida a la que como seres humanos responsables aspiran.

Servirse del coaching  en un momento de transición es marcar la diferencia.